Los valores de la empresa suelen ser la primera piedra angular de la cultura, y por una buena razón: desempeñan un papel determinante en quién atraes, a quién retienes y quién decide marcharse.
De hecho, LinkedIn descubrió que más de la mitad (59 %) de los profesionales en Europa afirman que no trabajarían para una empresa que no compartiera sus valores, y el 55 % dijo que ni siquiera un aumento de sueldo les haría cambiar de opinión.
La importancia es aún más pronunciada en América del Norte y del Sur, donde el 87 % de los trabajadores en Estados Unidos y el 85 % en Brasil afirman que consideran importante trabajar para empresas que se alinean con sus valores.
Pero el simple hecho de publicar una lista de valores organizativos en el manual de su empresa no creará una cultura corporativa de alto rendimiento.
En nuestro episodio del podcast Freedom of Work, La estrategia cultural más ignorada en el trabajo remoto, la estratega cultural Gina Schinkel explica que la cultura no surge de forma natural en el lugar de trabajo. Debe construirse de forma meditada, reforzarse mediante prácticas compartidas y hacerse visible en el trabajo diario, especialmente en un entorno remoto.
De hecho, ¿cuál es el mayor error que ve Schinkel? «Dar por sentado que las cosas sucederán. Las cosas deben prepararse con intención y comunicarse con claridad. Es necesario crear una cultura de inclusión en la que las personas se sientan parte del grupo».
Ahí es donde entran en juego los rituales en el lugar de trabajo: «microhábitos» intencionados que convierten los valores en momentos significativos y hacen que la cultura sea humana, coherente y escalable en equipos distribuidos.
Principales conclusiones:
- Los valores fundamentales de la empresa moldean el comportamiento cuando se refuerzan mediante rituales coherentes y compartidos.
- Los rituales bien diseñados crean un sentido de pertenencia, reducen la ambigüedad y hacen que la cultura sea escalable en equipos remotos y globales.
- Las organizaciones globales pueden crear una cultura central y animar a los miembros de los equipos regionales a adaptar los rituales a las normas locales.
Por qué los rituales son tan importantes como los valores
Sin rituales, los valores son meras aspiraciones. Los equipos comprenden sus definiciones, pero carecen de una hoja de ruta para aplicarlos a sus equipos, clientes o contribuciones individuales.
Esta brecha se amplía en entornos remotos, donde los empleados no están inmersos en la cultura diaria del lugar de trabajo, incluida la exposición a las normas informales de la oficina.
Los rituales alteran esta dinámica, traduciendo los valores fundamentales en acciones coherentes al establecer expectativas compartidas con respecto al comportamiento de los empleados. Con el tiempo, estos comportamientos repetidos se convierten en «microhábitos» que refuerzan lo que más importa en su organización.
Por ejemplo, los rituales pueden ser tan sencillos como que los equipos practiquen una cultura de reconocimiento comenzando cada reunión con felicitaciones y elogios nominados por los compañeros. Es una forma sencilla de empezar que los equipos pueden adoptar rápidamente y que les hará ilusión.
O una empresa que valora la confianza podría implementar una actualización asíncrona semanal para compartir abiertamente los avances, los obstáculos y los aprendizajes. Con el tiempo, este ritual refuerza la transparencia, la seguridad psicológica y la responsabilidad.
En última instancia, los rituales refuerzan el compromiso de los empleados y muestran cuál es la mejor forma de comportarse, cómo se toman las decisiones y cómo se define el éxito. Estos microhábitos también contribuyen a reforzar la participación de los empleados remotos en la cultura organizativa y las relaciones con sus compañeros de trabajo.
Cómo los rituales codifican y refuerzan los valores de la empresa
Los valores deben comenzar en el nivel de liderazgo y mantenerse a través de la repetición en el trabajo diario. Nada destruye los valores corporativos más rápidamente que su adopción aleatoria solo cuando resulta conveniente.
«La evolución del trabajo tiene mucho que ver con el liderazgo impulsado por la misión, especialmente cuando se tiene personal remoto», explica Schinkel. «Es muy importante potenciar el talento y sentar las bases para una cultura de experimentación, en la que las personas comprendan cuáles son los comportamientos o resultados deseables».
Una vez establecido un ritual, las empresas deben comprometerse con él, ya que su ausencia se nota si se interrumpe de forma abrupta. Ese compromiso convierte los valores de ideales abstractos en normas compartidas.
A continuación se muestran algunos ejemplos de cómo las empresas pueden implementar rituales para reforzar los valores:
- Curiosidad: Ofrezca créditos de aprendizaje mensuales y anime a los empleados a compartir lo que han aprendido con regularidad. Este ritual transmite el mensaje de que el aprendizaje continuo no es opcional, sino que forma parte del trabajo.
- Inclusión: Rotar a los facilitadores en las reuniones de equipo para que se escuchen diferentes opiniones, reforzando la idea de que todos tienen un papel en la configuración de los debates y que la diversidad se valora como una ventaja competitiva.
- Transparencia: Iniciar sesiones semanales abiertas de preguntas y respuestas con los líderes para proporcionar a los empleados acceso regular a la información, normalizando la transparencia.
- Responsabilidad y rendición de cuentas: Utilice las reuniones informativas al final del proyecto para compartir los éxitos, los fracasos y las decisiones, reforzando la idea de que pueden surgir problemas, pero lo importante son los resultados y el diálogo constructivo.
- Seguridad psicológica: Establezca retrospectivas periódicas de « » en las que se invite explícitamente a dar opiniones sobre lo que no ha funcionado, sin penalizaciones, para reforzar que se valora la honestidad y reducir el miedo a cometer errores.
- Respeto por el tiempo y la concentración: Establezca bloques sin reuniones o «horas de concentración» para toda la empresa con el fin de reforzar el respeto por el trabajo profundo y los límites.
En cada caso, el ritual refuerza los valores corporativos al hacerlos observables, no solo palabras en el sitio web.
Codificar los valores de toda la empresa, permitiendo al mismo tiempo las subculturas regionales.
Las organizaciones globales se enfrentan a un reto único: ¿cómo se puede mantener una cultura corporativa cohesionada al tiempo que se aceptan las diferencias locales?
El objetivo no debe ser imponer la uniformidad. En su lugar, utilice los valores compartidos como guía para crear alineación y reforzar los comportamientos positivos de los empleados. A partir de ahí, deje que los rituales se adapten a cada lugar y permita que las subculturas se formen de forma natural.
«Aunque tengas una cultura empresarial, también hay pequeñas subculturas», dijo Schinkel. «Esto se relaciona directamente con los rituales y los valores. Comienza en la dirección hacia la que te diriges, mirando los objetivos desde el corazón, y luego comienza en la puerta principal con el liderazgo y los equipos».
Por ejemplo, una empresa global podría mantener un ritual de incorporación coherente centrado en la narración de historias, transmitiendo a los nuevos empleados:
- Por qué se fundó la empresa
- Cómo se toman las decisiones
- ¿Qué comportamientos se celebran?
Aunque el ritual básico sigue siendo el mismo, cada región puede adaptar el formato —incluidas sesiones en directo, vídeos asincrónicos o debates dirigidos por compañeros— para ajustarse a las preferencias locales y a las zonas horarias.
Schinkel hace hincapié en reforzar los valores mediante preguntas sencillas y repetibles:
- ¿Qué comportamiento queremos ver?
- ¿Cómo queremos que las personas se traten entre sí?
- ¿Fomentamos una mentalidad de crecimiento?
Cuando estas preguntas se integran en rituales, como retrospectivas, evaluaciones de rendimiento o sesiones de planificación, ayudan a que los valores sigan siendo prioritarios en todas las regiones.
Ejemplos de rituales que se extienden a nivel mundial
Desarrollar rituales compartidos no tiene por qué ser complejo, llevar mucho tiempo ni ser caro. Los más eficaces suelen ser sencillos y fáciles de repetir, especialmente a medida que tu negocio crece.
Algunos ejemplos de rituales que funcionan bien en equipos distribuidos son:
- Reuniones diarias o semanales que refuerzan la colaboración y la responsabilidad compartida.
- Retrospectivas mensuales que fomentan la transparencia, la reflexión y la mejora continua.
- Momentos de reconocimiento regulares que refuerzan el aprecio y el respeto, como menciones públicas o nominaciones entre compañeros.
- Marcos de toma de decisiones que aclaran la responsabilidad, reducen la confusión y potencian las actividades de formación de equipos.
- Rituales de incorporación que ayudan a los nuevos empleados a asimilar rápidamente los valores, independientemente de su ubicación.
- Rituales adaptados al trabajo remoto, como actualizaciones asíncronas y comunicación escrita estructurada, que respeten las zonas horarias.
- Hilos narrativos en los que los empleados comparten logros, retos o historias sobre el impacto en los clientes.
- Rituales de amabilidad, como momentos de gratitud o iniciativas benéficas que humanizan el trabajo y el apoyo a la comunidad.
- Mentalidad de crecimiento/rituales de reflexión trimestrales en los que los empleados reflexionan sobre lo que han probado, aprendido y lo que harían de manera diferente para reforzar la experimentación y la mejora continua.
- Espacios virtuales de tertulia, como los canales de Slack, donde los empleados comparten fotos de sus fines de semana, películas favoritas, recomendaciones de libros u otros pensamientos no relacionados con el trabajo para estrechar lazos.
Busca rituales que aporten valor a tus equipos. Aquellos que promuevan la confianza, la transparencia, la responsabilidad, el intercambio de conocimientos y el reconocimiento son un buen punto de partida.
Cómo crear rituales que se mantengan [y errores que hay que evitar]
Descubrirás que algunos hábitos no se mantienen. Quizás tu organización pierda entusiasmo con el tiempo, permita que otras responsabilidades se interpongan o el ritual parezca poco auténtico o meramente formal. La clave está en el ensayo y el error.
Los líderes deben pensar en posibles rituales que se puedan incorporar basándose en unos principios rectores:
- Prioriza los comportamientos que sustentan tus valores. Si un ritual no refuerza claramente un valor, es poco probable que tenga éxito.
- Busca la simplicidad, la repetibilidad y la facilidad de adopción. La complejidad crea fricciones, especialmente en equipos globales, y conduce al abandono.
- Modele los rituales de manera consistente. Cuando los líderes participan plenamente, los rituales ganan credibilidad e impulso.
- Evalúa periódicamente la adopción y el éxito. A medida que el negocio evoluciona, es posible que algunos rituales deban adaptarse o eliminarse.
- Evoluciona con las necesidades globales y regionales. La flexibilidad aumenta la participación y la relevancia.
- Incorpore los rituales en los flujos de trabajo existentes. Aproveche los momentos naturales, como las reuniones, los ciclos de planificación o la incorporación de nuevos empleados, para que la adopción resulte natural.
- Deja claro el «por qué». Cuando los equipos entienden los valores que refuerzan los rituales y por qué existen, la participación deja de ser algo meramente formal.
Prepárese para el éxito evitando sobrecargar a los equipos con demasiadas iniciativas o nuevas expectativas a la vez, ya que esto solo diluye el éxito general, ya que los empleados no saben qué priorizar.
Céntrate en aumentar el compromiso, especialmente por parte de los líderes. Permitir que algunos líderes se retiren solo debilitará la credibilidad general y la adopción del programa. No tengas miedo de eliminar las iniciativas que fracasan continuamente.
Además, asegúrate de revisar los rituales con una perspectiva global: ¿Participan tus trabajadores remotos y globales? ¿Podrías adaptar la iniciativa para aumentar la inclusión?
Por qué los valores y los rituales son aún más importantes para los equipos globales
Cuando los empleados trabajan en diferentes países y zonas horarias, los rituales los unen.
Los trabajadores distribuidos que no comparten espacios físicos pueden seguir sintiéndose conectados con su equipo y su empresa cuando la cultura es visible e intencionada. Pueden crear vínculos a través de experiencias compartidas, ya sean asincrónicas o virtuales.
Desde el punto de vista operativo, los rituales reducen la ambigüedad en torno a la comunicación, la toma de decisiones y las expectativas. Esto es especialmente importante a medida que su negocio se expande a nivel mundial. Cuando se ejecutan correctamente, los rituales integran la cultura organizativa en el trabajo diario, independientemente de dónde se encuentren los empleados.
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Los rituales y los valores pueden brillar cuando la experiencia general de los empleados es coherente y fiable, especialmente en los equipos globales. De lo contrario, pueden parecer vacíos si no se satisfacen las necesidades básicas de RR. HH.
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La orientación localizada en materia de recursos humanos ayuda a mantener la alineación cultural, respetando al mismo tiempo las leyes y normas locales. Una incorporación fiable genera un sentimiento de pertenencia desde el primer día, mientras que una gestión precisa de las nóminas y las prestaciones refuerza la equidad, la transparencia y la responsabilidad a lo largo del tiempo.
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